Mineralen gaia lantzen ari garela eta aldizkari batetako
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ondoren hemen idaztea pentsatu dugu oso interegarria iruditu zaigulako. Hona
hemen Erradioarekin lana egiten zuten neska batzuen historia.
LA TRAGEDIA
DE LAS CHICAS RADIACTIVAS
Se había visto que el
radio podía destruir los tejidos humanos y empezaron a usarlo para combatir los
cánceres y como veían que tenía poderes curativos le dieron otros usos como por
ejemplo para curar la fiebre del heno, la gota, el estreñimiento…
Se vendían en las
farmacias píldoras y vendajes radiactivos, había balnearios y clínicas para
tratarse con radio. A principios del siglo xx se puso de moda. Se decía que
tonificaba y rejuvenecía, era lo más en productos de belleza. Se utilizaban en
cremas, dentífricos y maquillajes. Se vendían jarras revestidas con
radio.
La periodista británica
Kate Moore ha escrito el libro “Las chicas del radio”. Es la recreación
detallada de un drama que tuvo lugar en Estados Unidos desde 1917 hasta los
años treinta. Cuenta que Mollie
Maggia trabajaba en una
empresa llamada “RADIUM LUMINOUS MATERIALS CORPORATION”. En aquella
empresa pintaban las agujas de los relojes y el en la punta le ponían un poco
de radio para que por la noche se viera la hora.
En la empresa admitían a
jóvenes desde los 15 años para
arriba. Era un trabajo muy bueno y bien pagado, muchas ganaban más que sus
padres. Utilizaban pinceles de pelo de camello muy finos. Para afinarlos los
chupaban y así era la tarea “chupa,
moja, pinta”… y vuelta a empezar.
Cuando las chicas
empezaron a sentirse mal, decían que les dolía la mandíbula y la piel, sus
jefes les decían que el radio era inocuo, que no fueran exageradas. Pero los hombres que trabajaban en el
laboratorio llevaban delantales llenos de plomo, para que no les afecte el
radio.
En 1922, los problemas de
salud de las pintoras de esfera eran muy graves. Algunas ya habían muerto en
agonías atroces. Mollie falleció entre horrendos sufrimientos en 1921 cuando
tenía 24 años. En el colmo dela perversidad, las compañías que las emplearon
atribuyeron sus muertes o a otras
enfermedades y colaboraron en ello varios médicos.
La empresa contrató a Cecil
Drinker para analizar las instalaciones
y dijo que estaban contaminadas
pero la empresa cambió el informe
diciendo que todo estaba bien. Alice
Hamilton descubrió el engaño de la empresa y lo público en una revista.
Escribió que todo lo que había en la
empresa: vestidos, brazos, dientes… estaban llenos de radio.
En 1927 encontraron por fin un abogado que peleara por las cinco
chicas que habían trabajado con el radio, eran cinco moribundas. Una acudió a testificar sin dientes y en silla de
ruedas, y no pudo levantar el brazo para
decir el juramento.
El juicio hizo que
salieran en las noticias. La noticia le llegó a Marie Curie,
descubridora del radio y dijo:
“me encantaría poder ayudar. Pero no hay manera de destruir la sustancia una
vez que entra en el cuerpo”, dijo.
De las cinco mujeres que
se presentaron para hacer una demanda en 1927 había 2 mujeres que ni se podían
levantar de la cama. Los abogados de la empresa querían alargar el proceso. El tiempo corría contra las
chicas porque se estaban muriendo.
Al final llegaron a un
acuerdo, que a cada una de ellas les daría cien mil dólares y
la empresa les pagaría los gastos médicos.
El radio-que también mató
a Mari Curie, en 1934 -se siguió
utilizando para iluminar relojes hasta 1968 pero con medidas protectoras.
Una consecuencia positiva
es que en 1949 el congreso de Estados Unidos aprobó compensaciones para las
enfermedades provocadas en el trabajo y se mejoraron las medidas de seguridad
laboral.
Después de la sentencia del caso delas
“chicas del radio “P. Josep knef , dentista de Mollie, analizó de nuevo los restos del hueso de la chica y
encontró mucha radio entre los dientes.
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