2019/02/18

Las chicas del radio


Mineralen gaia lantzen ari garela eta aldizkari batetako artikulu baten berri izan dugu.  Irakurri ondoren hemen idaztea pentsatu dugu oso interegarria iruditu zaigulako. Hona hemen Erradioarekin lana egiten zuten neska batzuen historia.

LA TRAGEDIA DE LAS CHICAS RADIACTIVAS



Se había visto que el radio podía destruir los tejidos humanos y empezaron a usarlo para combatir los cánceres y como veían que tenía poderes curativos le dieron otros usos como por ejemplo para curar la fiebre del heno, la gota, el estreñimiento…

Se vendían en las farmacias píldoras y vendajes radiactivos, había balnearios y clínicas para tratarse con radio. A principios del siglo xx se puso de moda. Se decía que tonificaba y rejuvenecía, era lo más en productos de belleza. Se utilizaban en cremas, dentífricos  y  maquillajes. Se vendían jarras revestidas con radio.




La periodista británica Kate Moore ha escrito el libro “Las chicas del radio”. Es la recreación detallada de un drama que tuvo lugar en Estados Unidos desde 1917 hasta los años treinta. Cuenta que Mollie  Maggia  trabajaba en una empresa  llamada “RADIUM  LUMINOUS MATERIALS CORPORATION”. En aquella empresa pintaban las agujas de los relojes y el en la punta le ponían un poco de radio para que por la noche se viera la hora.

 En la empresa admitían  a  jóvenes  desde los 15 años para arriba. Era un trabajo muy bueno y bien pagado, muchas ganaban más que sus padres. Utilizaban pinceles de pelo de camello muy finos. Para afinarlos los chupaban  y así era la tarea “chupa, moja, pinta”… y vuelta a  empezar.


Cuando las chicas empezaron a sentirse mal, decían que les dolía la mandíbula y la piel, sus jefes les decían que el radio era inocuo, que no fueran exageradas.  Pero los hombres que trabajaban en el laboratorio llevaban delantales llenos de plomo, para que no les afecte el radio.

En 1922, los problemas de salud   de las pintoras de esfera eran muy graves. Algunas ya   habían muerto en agonías atroces.  Mollie  falleció entre horrendos sufrimientos en 1921 cuando tenía 24 años. En el colmo dela perversidad, las compañías que las emplearon atribuyeron   sus muertes o a otras enfermedades y colaboraron en ello varios médicos.

La empresa contrató a Cecil Drinker para analizar las instalaciones  y dijo que estaban contaminadas  pero  la empresa cambió el informe  diciendo que todo estaba bien. Alice Hamilton descubrió el engaño de la empresa y lo público en una revista. Escribió  que todo lo que había en la empresa: vestidos, brazos, dientes… estaban llenos de radio.

En 1927   encontraron  por fin un abogado que peleara por las cinco chicas que habían trabajado con el radio, eran cinco moribundas. Una  acudió a testificar sin dientes y en silla de ruedas, y no  pudo levantar el brazo para decir el juramento.
El juicio hizo que salieran en las noticias. La noticia le llegó a  Marie Curie,   descubridora  del radio y dijo: “me encantaría poder ayudar. Pero no hay manera de destruir la sustancia una vez que entra en el cuerpo”, dijo. 
 
De las cinco mujeres que se presentaron para hacer una demanda en 1927 había 2 mujeres que ni se  podían  levantar de la cama. Los abogados de la empresa querían  alargar el proceso. El tiempo corría contra las chicas porque se estaban  muriendo.

Al final llegaron a un acuerdo,  que a  cada una de ellas les daría cien mil dólares y la empresa les pagaría los gastos médicos.

El radio-que también mató a Mari Curie, en  1934 -se siguió utilizando para iluminar relojes hasta 1968 pero con medidas protectoras.

Una consecuencia positiva es que en 1949 el congreso de Estados Unidos aprobó compensaciones para las enfermedades provocadas en el trabajo y se mejoraron las medidas de seguridad laboral.

Después  de la sentencia del  caso delas  “chicas del  radio “P. Josep knef  , dentista de Mollie, analizó  de nuevo los restos del hueso de la chica y encontró mucha radio entre los dientes.







 

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